Como consecuencia del accidente, Air France suspendió el resto de vuelos del Concorde de aquel 25 de julio. Más avanzado el día, se sabría que Air France anularía todos sus vuelos del supersónico hasta nueva orden. British Airways anuló sus vuelos del día 26, pero el día 27 los grandes pájaros blancos estaban de nuevo en el aire como si no hubiera pasado nada. Aunque sí que pasó, uno de sus vuelos a los Estados Unidos el día 27 registró un bajísimo número de pasajeros, tan sólo 22.
Un Concorde de British Airways parte
en dirección a los Estados Unidos.
No
obstante, y tras el revuelo que provocó el accidente, los ojos del mundo se
fijaron en los aviones de British. A finales de julio, uno de los aviones que se dirigía
a Nueva York tuvo una extraña experiencia. A medio viaje los pasajeros
escucharon una detonación cerca de uno de los motores y enseguida cundió el
pánico dado lo cercano del desastre de París. Realmente, el avión cuando aterrizó estaba intacto, no había pasado
nada. Lo único que sucedió es que al mezclarse el aire con el carburante en
los motores, entró más combustible del adecuado y se produjo ese sonido, pero
no se debió a ningún problema mecánico.
Ocurrió también otro incidente a principios de agosto, cuando en otro vuelo
hacia Nueva York y que llevaba al cantante George Benson a bordo, se detectó un
fuerte olor a carburante en la cabina. Se descubrió en la parte trasera del
avión, pero por motivos de seguridad, y como comentaba una de las azafatas de
la compañía británica "La seguridad de los pasajeros ante todo", se
decidió aterrizar antes de llegar a su destino. El Concorde tomó tierra en
Gander (Canadá) y desde allí, los pasajeros fueron embarcados en un 747 que
les llevó a Nueva York. El resto de los vuelos realizados con el supersónico
en los siguientes días se produjeron sin ningún problema.
Aunque en ninguno de los dos incidentes no hubo ni heridos ni muertos, las autoridades de aviación británicas fueron muy explícitas y tajantes: el Concorde acaba de perder su Certificado de Aeronavegabilidad. Sus homólogas francesas hicieron lo propio y desde el 15 de agosto el avión tuvo prohibidos los vuelos. Tan sólo se permitieron hacer vuelos de prueba bajo permisos especiales, sobretodo en Francia. Dichos vuelos formabann parte de la campaña destinada a volver a poner en los cielos al supersónico. Desde septiembre de 2000 hasta el día 1 de noviembre de 2001, los Concorde franceses matriculados F-BVFB y F-BTSD junto con sus homólogos británicos G-BOAF y G-BOAE fueron los que experimentaron la mayor parte de las pruebas tanto en tierra como en el aire. Todos los supersónicos franceses estaban en su madre patria salvo uno, el F-BVFC, que se encontraba en Nueva York cuando tuvo lugar el accidente. El "Fox Charlie" fue repatriado desde los Estados Unidos y a su regreso a Francia, en París le dieron un recibimiento espectacular.
Un cálido recibimiento para el
Concorde F-BVFC, recién
llegado de Nueva York, dos meses después del accidente.