Cuando el Concorde llevaba 32 segundos de carrera alcanzó V1 (unos 170 nudos en este caso, ~280 km/h) y en ese momento, desde la torre de control se avisó a la tripulación de que tenían un incendio en un motor e instantes de que se iniciase la rotación (Vr), la tripulación anunció un fallo en el motor número 2 y que no podía subir el tren de aterrizaje, datos obtenidos del registrador de voces de cabina del avión. Dado que el Concorde se encontraba ya por encima de la velocidad V1, la tripulación, con toda lógica, decidió seguir adelante con el despegue. La velocidad de ascensión V2 fue de 205 nudos, cerca de 335 km/h.
El Concorde perdiendo más de 60 kg/s de carburante,
sube hacia
el cielo desprendiendo una enorme llamarada de varios metros.
La
tripulación trató de dirigirse al aeropuerto de Le Bourget, a apenas 10
kilómetros del de Charles de Gaulle.
El análisis del registrador de parámetros, mostró que en la rotación se
produjo una pérdida de potencia en dicho motor y otra, temporal, en el número
1, su pareja bajo el ala izquierda. Durante los escasos segundos que duró el
vuelo del avión, la velocidad y la altura se mantuvieron prácticamente sin
cambios.
Sin embargo, cuando el Concorde llevaba menos de un minuto de vuelo, el
registrador de parámetros mostró que el motor número 1 perdió potencia
nuevamente, se produjo un fuerte alabeo hacia la izquierda y se estrelló.
Todo parece indicar que los pilotos finalmente perdieron el control del avión,
que entró en pérdida y cayó al suelo casi sin velocidad hacia delante. El
fuerte y brusco alabeo a la izquierda puede entenderse en ese caso dado que, al
entrar en pérdida, sin potencia en los motores de un ala y con los de la otra a
pleno gas, es normal que se produzca dicho movimiento de alabeo hacia el lado
sin potencia que dicha ala entra antes en pérdida ya que no existe una fuerza
(el empuje de los motores) que ayude a "sujetarla".
Además,
un fuego de la magnitud del ocurrido, con llamas de más de 50 metros por
detrás del avión, sin duda puede fundir el más duro metal, perdiendo por lo
tanto toda capacidad de soportar el peso de la aeronave ni de guiarla mediante
el movimiento de las superficies de control situadas en el borde posterior de la
misma.
En el momento del accidente, el Concorde F-BTSC había acumulado 11.989 horas de
vuelo y 3.978 ciclos desde que voló por primera vez el 31 de enero de 1975.
El Concorde sobrepasa la carretera despidiendo un rastro de humo y
llamas.