RIVALES
El Concorde apareció al tiempo que otros
países también investigaban acerca de los SST.
En la Unión Soviética, Andrei Tupolev diseñó el Tu-144 (llamado afectuosamente "Concordovski" por los británicos). El avión ruso estaba diseñado para volar con hasta un máximo de unos 121 pasajeros
hasta cerca de Mach 2,35. Al igual que en el Concorde, el morro era basculante, así que se podía subir para el vuelo a alta velocidad y bajar
hasta 12º para mejorar la visibilidad durante los despegues y aterrizajes. Pero
cuando el morro estaba subido, el avión ofrecía mucha menos visibilidad a los
pilotos que los Concorde de preserie y de serie, aunque más que el 001 y el
002.
El avión no obstante tenía sus puntos débiles: al contrario
que el Concorde, el Tu-144 no era capaz de volar a Mach 2 sin conectar la
postcombustión, lo que implicaba un consumo muy elevado de carburante. El
aparato también se consideraba incómodo, ruidoso, además de sufrir problemas
de vibraciones y del sistema de presurización.
A pesar de las quejas por parte de los ingenieros, el avión entró en servicio
en 1975 para transportar correo y ciertas mercancías en la ruta Moscú-Alma
Ata. El vuelo se realizaba pasando por la Siberia occidental, aunque las
autoridades aeronáuticas soviéticas se negaron a revelar qué parte del viaje
se efectuaba a velocidad supersónica.
No obstante, debió ser retirado del servicio poco después. La segunda unidad construida se perdió en un accidente en el Salón de Le Bourget el 3 de junio de 1973 y el 1 de junio de 1978 sufrió un nuevo accidente que marcó el final de los vuelos y la posterior retirada de este avión.
Hay que decir que Rusia, buena perdedora, es el único país del mundo que
permite al Concorde sobrevolar su territorio a velocidad supersónica.
El piloto de pruebas soviético Eduard Elyan, saluda
a Andrei Tupolev antes del primer vuelo del Tu-144.
El primer vuelo del Tupolev fue un éxito y les dio a los
rusos la distinción de volar por primera vez en el siglo
XX con un jet civil de características supersónicas.
En la otra punta del mundo, en los Estados Unidos, fue la Lockheed quien presentó primero el proyecto de transporte supersónico, el L2000. Un avión de 83 metros de longitud y 227 toneladas, capaz de transportar a sus 150 pasajeros a Mach 2.7, unos 3.000 km/h.
Por su parte, Boeing paralelamente a sus diseños subsónicos, había pensado un avión igual de rápido al de la Lockheed, construido en titanio, pero muy complicado desde el punto de vista técnico. Llevaría alas de geometría variable, flaps y slats. Para despegar con sus 250 pasajeros iría propulsado por 4 reactores General Electric de 23 toneladas de empuje cada
uno; unos motores tan largos como el venerable avión de transporte DC-3. Al proyecto de Boeing se le conoció como
2707 o simplemente SST, pero a diferencia del Tu-144 o del Concorde, no se llegó a aprobar su construcción; tan sólo se construyeron maquetas a escala real.
Una maqueta del Lockheed L2000. El gobierno de los
Estados Unidos rechazó este gran avión supersónico.
Esta maqueta del SST quedó para la posteridad, así como sus
cuatro turborreactores de gran potencia (cerca de 23.000 kg de empuje cada uno), fabricados por la
General Electric.